Cogí un pañuelo y me sequé las mejillas. Estaba atónita. No quería volver a acercarme a aquel ser que producía en mi tan extrañas emociones, pero no podía evitarlo porque me sentía atraída a él como una polilla a la luz. Y como polilla que era, al final acabaría quemándome.
Me metí en la cama a pesar de que eran las seis de la tarde. No cené; no tenía hambre. Acabé por dormirme, no sé bien a qué hora; dejé de mirar el reloj a eso de las 20:00.
Cuando abrí los ojos debía ser muy de madrugada.
El estómago rugió, así que me quité las sábanas de encima y me calcé las zapatillas de andar por casa. Entonces me di cuenta de que aún seguía vestida con los vaqueros y la camisa, ni siquiera me había puesto el pijama. Aplausos a mi. Abrí el armario y tomé unos pantalones cortos de color azul celeste y una camiseta enorme que hacía publicidad de alguna tienda de barrio. Mi estómago volvió a llamar la atención. Ya voy.
Cuando abrí los ojos debía ser muy de madrugada.
El estómago rugió, así que me quité las sábanas de encima y me calcé las zapatillas de andar por casa. Entonces me di cuenta de que aún seguía vestida con los vaqueros y la camisa, ni siquiera me había puesto el pijama. Aplausos a mi. Abrí el armario y tomé unos pantalones cortos de color azul celeste y una camiseta enorme que hacía publicidad de alguna tienda de barrio. Mi estómago volvió a llamar la atención. Ya voy.
Apenas me bebí un vaso de leche con un par de galletas. Cuando volvía a mi habitación me fijé en que la puerta del cuarto de Matt estaba entreabierta, y que se veía luz en el interior. ¿Qué hace despierto a estas horas? Me lo pensé un par de veces, cogí valor y finalmente decidí llamar."¿Matt, ¿estás durmiendo?" pregunte en voz baja. "No, ¿querías algo?" esta vez su voz no sonaba como siempre. Esta vez parecía fría y distante y yo me sentía culpable de ello. "¿Puedo pasar un momento?" no podía estar más avergonzada. No me contestó; él mismo me abrió la puerta y me dejó pasar.
Llevaba unos pantalones de pijama grises que le quedaban un poco grandes y una camiseta roja lisa. Estaba muy serio; casi daba miedo. Me quedé quieta mirándole sin saber bien qué decir. Él no hablaba, solo tenía clavada en mis ojos su mirada. No, sus ojos. No... Empecé a ponerme muy nerviosa. Las manos me temblaban y sentí un sudor frío en mi nuca. Me olvidé de cómo hablar en ese momento. "¿Emily?" por fin dijo Matt. "¿Eh?" -articulé- "Oh... A ver... Quería pedirte perdón por lo de esta tarde... No sé bien qué me ha pasado. Te juro qué no sé por qué me puse así... Nunca me había ocurrido eso..." dije con voz agitada. Es que cuando me tocas es como si me quemara y me congelara a la vez. "Bueno, supongo que no importa. Gracias por disculparte" dijo sonriendo un poco. Parece que ya estaba de mejor humor. Menos mal. "Pero, ¿qué haces despierta tan tarde?" su tono ya sonaba más amable. "Pues me levanté a por algo de comer" -me sonrojé- "Ni siquiera sé qué hora es". "Son las cuatro de la madrugada". "¡¿Tan tarde es?! Dios mío..." -me froté los ojos y ahogué un bostezo- "¿Y tú qué hac-" antes de terminar de decir aquello miré a su escritorio y vi un dibujo a medio acabar. Era una chica: pelo castaño y liso que le caía por los hombros, ojos verdes, mofletes regordetes, pecas... Era yo.
Llevaba unos pantalones de pijama grises que le quedaban un poco grandes y una camiseta roja lisa. Estaba muy serio; casi daba miedo. Me quedé quieta mirándole sin saber bien qué decir. Él no hablaba, solo tenía clavada en mis ojos su mirada. No, sus ojos. No... Empecé a ponerme muy nerviosa. Las manos me temblaban y sentí un sudor frío en mi nuca. Me olvidé de cómo hablar en ese momento. "¿Emily?" por fin dijo Matt. "¿Eh?" -articulé- "Oh... A ver... Quería pedirte perdón por lo de esta tarde... No sé bien qué me ha pasado. Te juro qué no sé por qué me puse así... Nunca me había ocurrido eso..." dije con voz agitada. Es que cuando me tocas es como si me quemara y me congelara a la vez. "Bueno, supongo que no importa. Gracias por disculparte" dijo sonriendo un poco. Parece que ya estaba de mejor humor. Menos mal. "Pero, ¿qué haces despierta tan tarde?" su tono ya sonaba más amable. "Pues me levanté a por algo de comer" -me sonrojé- "Ni siquiera sé qué hora es". "Son las cuatro de la madrugada". "¡¿Tan tarde es?! Dios mío..." -me froté los ojos y ahogué un bostezo- "¿Y tú qué hac-" antes de terminar de decir aquello miré a su escritorio y vi un dibujo a medio acabar. Era una chica: pelo castaño y liso que le caía por los hombros, ojos verdes, mofletes regordetes, pecas... Era yo.
Cuando Matt se dio cuenta de que estaba mirando aquel boceto lo apartó de mi vista. "Oye, no pienses que yo..." se excusó guardando el papel. "¿Estabas dibujándome?" No sabía cómo tomarme aquello, si como una muestra de aprecio o como un signo de acoso. La verdad, no me molestaba si era alguna de las dos. "Es para un trabajo de arte. No sabía qué dibujar y te escogí a ti" esta vez no me miraba a los ojos, supongo que por vergüenza, pero parecía sincero. "¿Y por qué a mi?" necesitaba saberlo. ¿Por qué, Matt? ¿Por qué yo? "No sé, me llamaste la atención en cuanto te conocí y me apeteció dibujarte" ahora sus ojos azules sí estaban en contacto con los míos. Esa respuesta me pilló por sorpresa. Que le llamé la atención. ¿Qué significa eso? ¿Es bueno? ¿Es malo? Mis mejillas... "Te has... puesto colorada" me dijo riendo. "¡¿Qué?! ¡Calla!" y me tapé la cara con las manos. Odio ser tan pálida por estas cosas. Y Matt seguía riendo. No sé qué le hacía tanta gracia. "Oh, vamos, ¡deja de reírte de mi!" le dije golpeándole suavemente en el brazo. "¡Eh!" -se burló- "Va siendo hora de que te vayas a la cama, ¿no?". "No, me has quitado el sueño" -y era verdad, ahora no podría dormirme sabiendo que el estaría despierto pintándome- "Además quiero saber por qué me estabas dibujando a MI". Se quedó pensando unos segundos, sacó de nuevo el dibujo y lo miró detenidamente. "Bueno, ¿sabes qué es eso que te pasa cuando recién ves a alguien y te entran ganas de conocer a esa persona mucho y muy a fondo?" Mucho y muy a fondo. Sí, Matt, sé muy bien cuál es esa sensación. "Oh..." fue lo único que pude articular. Y me quedé con la boca medio abierta y mirando el dibujo. Estaba tan bien hecho, con unos trazos tan bien delineados... Era perfecto, no como yo. "Ya te lo he dicho" eso sonaba a una indirecta para que me largara de allí, pero no lo dijo de mala gana. "Oh, perdona" dije agachando la cabeza. "No te preocupes, es solo que voy a dormir ya porque mañana tengo clase". Acababa de darme cuenta de que el tenía las clases por la mañana y yo por la tarde, lo que significaba que apenas nos veríamos por la noche. Esa idea no me gustaba nada.
"Bueno, espero que te pongan buena nota en el dibujo" le dije con una sonrisa. "Seguro que sí, no hay más que ver a la modelo" me respondió. Si mis mejillas pudieran ponerse más rojas, lo habrían hecho. El sonrió. Nos quedamos un instante mirándonos sin saber bien qué decir o hacer. "Buenas noches, Emiliy" se acercó a mi y me besó dulcemente en la mejilla. El contacto de sus labios húmedos con mi piel hizo que el vello de mis brazos se erizase. Sentí un vuelco en mi corazón. Me quedé paralizada. Ni siquiera le respondí, salí de la habitación con los ojos como platos y automáticamente entre en mi cuarto y me metí en la cama.
No era posible que una persona que conocía de hace menos de un día me hiciera sentir así. ¿Qué me estaba pasando? Algo me hacía querer averiguarlo, y si para ello tenía que adentrarme en el mundo de Matt, por supuesto que iba a hacerlo. Cerré los ojos y por fin me dormí.
No era posible que una persona que conocía de hace menos de un día me hiciera sentir así. ¿Qué me estaba pasando? Algo me hacía querer averiguarlo, y si para ello tenía que adentrarme en el mundo de Matt, por supuesto que iba a hacerlo. Cerré los ojos y por fin me dormí.
Dios eres como Matt jaja. Hay partes de la historia que odio pk a mi también me gusta pero a la vez me siento atraïda por lo que cuenta. Eres genial :D
ResponderEliminarMuchas gracias :3
Eliminar