domingo, 7 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 2.

Continúa por donde acabó el capítulo anterior.

"¿Tienes clase esta tarde?" me preguntó cuando estaba abriendo la nevera en busca de un yogur. "Qué va. Empiezo las clases el lunes que viene". "Ah, genial. Entonces pasa la tarde conmigo y vemos una película" me dijo. Sonó casi como una orden. ¿Por qué me trataba de esa manera? No me gustaban nada esas formas. Apenas desconocía mi existencia hace unas horas y ya me hablaba así. "Eh... Creo que no" le respondí cortante. "¿Puedo preguntar por qué?" Lo acabas de hacer, imbécil. "Pues porque estaré en mi habitación haciendo... no sé. Cosas". le contesté tan borde como pude y creo que captó la indirecta. Y antes de que pudiera volver a decir algo más cerré la puerta de mi habitación con un portazo.

Este chaval... ¿qué coño se ha creído? No quiero que me trate así, pero es tan... enigmático y encantador de alguna manera... Te dan ganas de odiarlo y quererlo a la vez, ¿acaso es eso posible? Sacudí la cabeza para que esos pensamientos se esfumaran de mi mente. Bueno, se supone que había ido a mi habitación a hacer algo, ¿o a huir de Matt? Ah, solo decir su nombre en mi mente me causaba una extraña sensación que se apoderaba de los nervios de mi estómago. Emily, por favor, es un puto tío, como otro cualquiera. Deja de darle vueltas al asunto. Y eso me propuse hacer: encendí el portátil y me puse a escuchar A Kind of Magic de Queen. Me tumbé bocarriba en la cama, con las manos en la nuca y cerré los ojos para disfrutar de la música. "Toc-toc". Era Matt. ¡Era él otra vez! ¿Cómo podía ser tan pesado? Me hice la sorda y seguí en mi mundo hasta que abrió la puerta. Ahora sí que me había enfadado. Nadie entra en mi habitación así porque sí, y menos un casi desconocido. "¿Se puede?" me dijo asomando la cabeza por la puerta. "Pero si ya has entrado, ¿para qué preguntas?", esta vez parece que sí que se dio cuenta de mi humor. "Oh... Siento si te he molestado solo quería... Solo iba a decirte que a mi también me gustaba Queen" esas palabras captaron mi atención. Si le gustaba la misma música que a mi no podía ser tan mal chico. Tal vez podría darle una oportunidad, olvidar la primera impresión y empezar de cero. "¿Ah sí?" le pregunte con mucha curiosidad. Quería comprobar si era verdad o solo estaba tirándose un farol. "Sí. Además toco en un grupo de rock y eso. Si te gusta ese tipo de música podrías venir a vernos; tocamos este sábado en la batalla de bandas" oh Dios mío, esto sí que era interesante, ¡toca en una banda! "Vaya, eso es genial. La verdad es que sí, me gustaría ir" muy bien, Matt, tu ganas (por ahora), pero porque no tengo nada que hacer el sábado por la noche... "Bueno, no te molesto más..." dijo cerrando la puerta. "¡No, oye, espera!" y me incorporé de la cama. "¿Sí?". "Pasa si quieres. Podemos... charlar" fue pronunciar aquello y mis mejillas empezaron a tomar color. "Guay" dijo con una sonrisa mientras entraba en mi habitación.

Ese muchacho de proporciones perfectas y ojos de infarto se hallaba sentado en la silla de mi escritorio, frente a mi, que estaba sentada en la cama, mirándome fijamente, casi acusador. Aquella sensación volvió a apoderarse de mis órganos internos. Me dio un escalofrío. ¿Cómo podía hacer él que me sintiera así tan solo con su presencia? Me daba miedo. Pero de ese miedo que en el fondo te gusta, ese que incluso puede llegar a ser placentero. Me aclaré la garganta, "¿Y qué instrumento tocas?" le pregunté sin mirarle. No podía, porque probablemente quedara hipnotizada  "La guitarra eléctrica, ¿tu tocas algo?" ¿pero por qué no dejas de mirarme, Matt?. "Qué va. Soy demasiado torpe e inconstante como para aprender a tocar un instrumento". Me sentía tan débil a su lado, tan pequeña, tan insignificante... Es como si él tuviera todo el control sobre mi con solo mirarme o decir una palabra. ¿Qué estás haciendo conmigo? "Yo puedo enseñarte si quieres. Espera" y antes de acabar la frase se levantó y salió de mi habitación. A los 10 segundos volvió con una guitarra eléctrica de color naranja con cinta aislante negra en los bordes. Qué chico más raro.
"Ya puedes aprender" me dijo ofreciéndome coger aquel instrumento. "Uy... no sé yo... Ya te he dicho que soy extremadamente torpe. No quiero romper la guitarra ni nada" definitivamente era lo último que quería que pasase. "Anda ya. Toma" y me cogió la mano para darme la guitarra. Una punzada traspasó mi corazón en aquel instante y noté como la sangre fluía por mis venas con más velocidad de la normal. "¡NO!" le grité. Matt tenía los ojos como platos. Se alejo unos pasos de donde yo estaba. "Eh, lo siento Emily. No quería..." -estaba confuso- "esto... adiós..." y salió veloz de la habitación cerrando la puerta tras su paso.

Me quedé quieta sentada al borde de la cama, con la vista mirando a ninguna parte y mi mente en blanco. No sé cuánto rato pasó hasta que volví en mi. ¿Qué había pasado? ¿Por qué había hecho eso? Estaba tan frustrada que la ira se convirtió en lágrimas. Mierda. Este chico... Este chico estaba logrando lo que nunca nadie antes había logrado hacer en mi. La mezcla de emociones que sentía y la multitud de pensamientos diferentes que tenía en la cabeza era indescriptible. Ni yo misma sabía qué me estaba ocurriendo... Solo conocía el culpable: Matthew.

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