viernes, 26 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 5.


De camino a McDonalds Charlotte me estuvo contando qué fue de ella en esta última semana. Se había enterado de que el chico con el que salía desde hacía dos meses, Ryan, le había engañado con Mia Adams, su vecina. Sí, sonaba un poco patético que tu novio te engañe con su vecina.
Se los encontró, digamos, en una situación bastante comprometida, y ella, obviamente, le dejó. Pero no estaba muy dolida, al menos no lo parecía. No es que Charlotte fuera una chica "ligera de cascos", simplemente podía permitirse estar con casi cualquier chico. Que no se hubiera enamorado aún de ninguno no era su culpa. A decir verdad, yo tampoco me había enamorado de nadie. Si que me habían gustado chicos, pero tan solo eso. El amor me parecía algo demasiado abstracto y extraño para mi, a pesar de considerarme yo misma como una persona excéntrica.
 Es que no me veía capaz de llegar a sentir algo tan fuerte como eso por alguien; y de hacer o decir todas esas cosas que se supone que se hacen o se dicen cuando estás enamorado. Como mandar mensajes cursis, poner motes empalagosos, pasarte las noches del fin de semana con esa persona viendo películas abrazados en el sofá... Nunca me había llamado la atención nada de eso. O quizás era porque no había encontrado a la persona correcta, como solía decir mi madre. 
Ni siquiera sé qué es lo que se supone que tienes que sentir cuando estás enamorado. Quiero decir, ¿simplemente se sabe? y si es así, ¿cómo te das cuenta de ello? 
Todos esos interrogantes me traían dolor de cabeza, por eso simplemente le daba de lado a los sentimientos. No creo que sea muy bonito sentir, no lo digo por experiencia propia, pero sí que he vivido con Charlotte muchas de sus rupturas, y la mitad de ellas no fueron buenas. Lo pasó muy mal y yo siempre estuve ahí para consolarla y, sinceramente, no me gustaría acabar así por alguien. Pienso que no merece la pena pasar por ello. 
De repente la imagen de Matt me vino a la cabeza. 

"Ahí hay un hueco. Creo que puedes aparcar perfectamente" me avisó mi amiga. "Bájate y me indicas, por favor" le pedí. Ella obedeció y desde fuera del coche me hizo señas para que aparcara lo mejor posible. "¿Y qué es de tu vida? ¿Te gusta Exeter?" me dijo cuando me hube bajado del vehículo y nos dirigíamos al interior del establecimiento. "La verdad es que no he tenido mucho tiempo para explorarla, apenas llevo dos días allí" -le contesté- "La única novedad es que tengo un compañero de piso". "¿En serio? Yo creía que los apartamentos eran individuales, vaya...". "Sí, yo también lo creía, hasta que entró Matt por la puerta" me reí de forma nerviosa al decir aquello. Ni siquiera sabía por qué había dicho su nombre así de repente, no tenía por qué. "Así que se llama Matt... y qué, ¿está bueno?" preguntó con cierto tonito. "Sí... No..." -me empecé a sonrojar- "¡No sé!". "Uy... Dime al menos cómo es, vamos, ¡necesito detalles!". "¿Qué van a tomar?" interrumpió la cajera. Sentí un alivio tremendo al dejar la conversación en pausa. Estaba empezando a ponerme nerviosa y no me gustaba nada. 

Cuando pedimos y recibimos nuestra comida buscamos una mesa para sentarnos. "Emily, que no te vas a librar de mi: dime cómo es" insistió Charlotte con una sonrisa mientras me robaba una patata. "A ver, no es muy alto, tiene el pelo oscuro y liso, está bastante delgado y..." mi mente voló por un segundo pero mi mejor amiga me sacó de aquel trance inmediatamente "¿Y...?" reiteró. "Y tiene unos ojos preciosos...". "Em, conozco esa mirada, esa cara" dijo ella observándome muy seria y fijamente. "¿Qué cara?" no tenía ni idea de qué hablaba. "Tu cara. Es cara de me gusta Mark" dijo convencida. "Es Matt" le corregí. "Eso, Matt. Que te gusta". "No" contesté rotunda. "Que no me lo niegues, llevo toda una vida contigo y sé perfectamente cuando te gusta alguien". "Charlotte, no es eso...". "¿Qué quieres decir?" preguntó ella llena de curiosidad. "No sé. No lo sé ni yo... Pero si me gustara sabes que te lo habría dicho. Siempre te cuento cuando me gusta alguien". "¿Que no lo sabes ni tú? Pero, eso quiere decir que sientes algo aunque no sepas el qué, ¿no?" esta Charlotte, siempre tan acusadora. No contesté porque no sabía qué decir. 
Le di un sorbo largo a mi Coca-Cola. Ahora me había hecho pensar. Estaba tan sumamente confusa conmigo misma que me daban ganas de estrangularme. Charlotte sabía que estaba cavilando algo en mi cabeza, así que no me presionó para seguir hablando. Eso es lo bueno de tener una amiga como ella, que siempre sabe cuándo debe y no debe hablar. Finalmente decidí analizar las cosas paso por paso mientras me comía mi hamburguesa con queso.
¿Me atraía Matt? Estaba claro que sí, de eso estaba casi segura. No era un tío musculoso, es más, estaba bastante escuchimizado, pero a mi nunca me gustaron los típicos "tíos buenos"; tampoco es que su cara irradiara belleza (exceptuando sus ojos), pero tenía 'algo'. Algo que no sabía qué era. Algo que hacía que no pudiera apartar la vista de él. Algo que me gustaba. Me gustaba
No, era más que eso. Lo sabía porque lo que me pasaba con él nunca me había ocurrido con ningún otro chico. Pero lo más me atormentaba es cómo podía pensar así de alguien al que apenas conocía. No lo entendía, era incomprensible para mi y el no poder descifrar aquella incógnita era lo que originaba que le odiase en cierto modo.
Que no supiera cómo influía en mi de esa manera, cómo hacía sentirme débil e intimidada en su presencia,  pero que a la vez no quisiera alejarme de él... ¡Detestaba todo eso! ¡Y me encantaba a la vez! Era una especie de masoquismo. Quizás esto es lo que se debe de sentir...

"Charlotte, creo que me estoy enamorando de Matt" solté decidida de repente.

jueves, 18 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 4.


La luz del sol que entraba por la ventana iluminaba toda mi habitación. Cuando abrí los ojos lo primero que hice fue mirar el reloj: 11:35. Él ya debía de estar en clase. Míralo por el lado bueno, así no te ve con la cara de muerta de todas las mañanas. Eso no era suficiente consuelo para mi.
Resignada me levanté de la cama y fui a la cocina a prepararme el desayuno. Cogí un bol y lo llené de leche y cereales. Me lo llevé al salón y me senté a comérmelo en el sofá.
Encendí la tele. No... No... Esto tampoco... Mierda... Más mierda...  "¡Este sábado batalla de bandas en Teignmouth..." -Eh, espera- "...contaremos con la presencia de Muse..." me quedé mirando a uno de los chicos que acaba de aparecer en el televisor. Era Matt, estaba segura de que era él. O sea que su banda se llamaba Muse...
Oí abrirse la puerta principal. "Buenos días" -dijo Matt mientras entraba. Miró su reloj- "Más bien tardes ya" soltó la mochila en una silla. Dios, había llegado antes de lo que me esperaba y yo ni me había peinado, vestido decentemente o lavado la cara. "¿Qué haces aquí? ¿No tenías clases?" le pregunte arreglándome un poco el pelo tan rápido como pude. "Sí, pero los viernes solo tengo hasta las 12:00" se sentó junto a mi en el sofá. "Acabo de verte en la tele" le dije como si de un famoso se tratase. "¿Ah sí?" parecía sorprendido. "Sí, en el canal de la tele local anunciaban la batalla de bandas y acabo de enterarme de que la tuya se llama Muse". "Así es. Vendrás, ¿no?" se le veía emocionado. "Sí, tengo ganas de ver cómo tocáis" le contesté sincera. "Genial" dijo con una sonrisa de oreja a oreja. "¿Te apetecería que cenásemos antes del concierto?". ¿Qué? ¿Me estaba pidiendo salir? "Tranquila, será algo informal" ese gesto risueño aún permanecía en su cara. "Eh... No sé si..." tenía que pensármelo, apenas le conocía y me había pedido que cenásemos juntos... Aunque teniendo en cuenta que era mi compañero de piso y que podría cenar con él todos los días, no parecía tan raro. "Bueno, está bien" accedí al final. La verdad es que tenía muchas ganas. Y miedo. También tenía miedo.
Empecé a sentirme incómoda con su presencia y me levanté del sofá para ir a mi cuarto. ¿En qué te estás metiendo, Emily?

Cerré la puerta y no me moví un paso; me quedé apoyada con la cabeza hacia atrás y empecé a deslizarme hacia abajo. Acabé sentada en el suelo.
Estar con este chico, aunque solo sean 5 minutos, agota. Agota mental y psicológicamente. Es tan superior a mis fuerzas... Hace que tenga que contenerme... algo... No sé bien el qué.
Apenas 24 horas después de conocerlo no podía dejar de pensar en él. En sus ojos, ¡esos ojos!, en su sonrisita traviesa, en esas pintas desenfadadas que daban la sensación de que nada era demasiado importante... Matt hacía que me olvidara del resto del universo cuando estaba con él, y eso me encantaba.

El póster de Pink Floyd que tenía sobre mi cabeza se me cayó encima.  Empecé a frustrarme horriblemente por toda la situación general y llegué a la conclusión de que necesitaba distraerme como fuera, y no había nadie mejor para conseguir eso que Charlotte Nesbitt.

Conozco a Charlotte desde que tengo uso de razón. Pasamos toda la primaria y la secundaria juntas y jamás, jamás, nos peleamos ni una sola vez. Ella era la típica chica perfecta con la que todo chico querría estar. Era alta, delgadita y con curvas, unos pechos no muy voluminosos, cabello largo y ondulado de color miel y ojos grises-azulados.
Charlotte me enseñó cómo gustar a los chicos (aunque nunca llevé esos 'trucos' a la práctica), cómo defenderme de los insultos de las tías populares de la escuela, qué debía y no debía decir para parecer guay... Ese tipo de cosas que aprendes de tu mejor amiga. En definitiva, me enseñó a madurar.
Se le daban especialmente bien los deportes, por lo que en las clases de gimnasia siempre la escogía a ella de pareja. Recuerdo una vez en la que teníamos que hacer un baile por parejas y me obligó a hacer de chico porque quiso tener más nota que yo, pero no me importó. Aunque dónde más destacaba era en matemáticas. Nunca sacó menos de un 8'5 en un examen de esa asignatura. Supongo que por eso decidió estudiar esa carrera. Ella no empezaba las clases hasta dentro de dos semanas, así que aún seguía en la ciudad. 
Cogí mi móvil y marqué su número. A los cinco segundos contestó: "¡Ah, Em, ya creía que te habías olvidado de mi!" su tono denotaba euforia, pero ella siempre era así de exagerada hablando. Y no hacía tanto que no la llamaba, de hecho hace una semana fue la última vez que la vi. "¿Cómo voy a olvidarme de ti? Sabes que sería imposible teniendo en cuenta lo pesada que eres" me reí. Y es que era verdad, Charlotte podía llegar a ser muy pesada. "Yo también te quiero, eh" dijo fingiendo haberse ofendido por mi comentario, pero acto seguido empezó a reír conmigo. "Ay, bueno, te llamaba por si querías almorzar conmigo hoy, ya que todavía sigues en Devon, si no me equivoco". "Sí, aún estoy aquí y sí, me encantaría almorzar contigo. No sé ni para qué preguntas, podrías haberme recogido y punto, sabes que iría contigo" me encantaba lo espontánea que era. Yo siempre había querido tener esa virtud y no ser tan tímida. "Vale, vale" -reí- "¿Te recojo a eso de las dos?". "Perfecto" -contestó ella- "Ponte guapa para mi" no la estaba viendo, pero sabía que en el momento en que me dijo eso guiñó un ojo. Simplemente lo sabía. "Lo intentaré" -era muy difícil parecer una belleza al lado de Charlotte- "Bueno, luego nos vemos" me despedí. "Sí, hasta luego" y colgué. 

Que me pusiera guapa, dice... Eso era bastante complicado en mi, teniendo en cuenta que yo era una chica bastante (por no decir demasiado) normal, y que mi ropa se parecía más a la de un chico que a la de una chica. De hecho creo que más de la mitad de mis camisetas son de la sección de hombre. Apenas tengo un vestido, el que llevé en mi graduación, y no hablemos de zapatos de tacón, porque en mi armario de eso no existe.
Acabé por escoger una minifalda vaquera, una camiseta de tirantes de color lila y unas sandalias. Eso era lo más '"elegante" que podía ir. Y me dirigí al baño para darme una ducha.
Matt ya no estaba en el salón y la puerta de su habitación estaba cerrada, por lo que estaría ahí dentro. Suspiré de alivio, ya que no quería encontrármelo y tener que hablar con él, volver a sentirme incomoda y darme de cabezazos contra la puerta de mi cuarto.
Una vez duchada me vestí, cogí las llaves de mi coche y me largué de allí. No sé si tendría que haberle dicho a Matt que me iba, pero aún así no lo hice.

Aparqué frente a la casa de Charlotte y toqué la bocina. Su casa bastante grande aunque ella solo vivía con su madre, porque sus padres se separaron cuando tenía 11 años. No le gustaba hablar de ello así que yo nunca sacaba el tema.
Aquella puerta blanca se abrió y apareció Charlotte, tan radiante como siempre. Llevaba un vestido de gasa blanco, muy veraniego a pesar de que estábamos a mediados de septiembre, y unas sandalias atadas a los tobillos con un lacito. La verdad es que me daba mucha envidia que fuera tan perfecta, pero no era de esa envidia mala, si no del otro tipo, de esa que hace que sientas admiración por alguien, más bien.
Abrió la puerta del coche y se sentó en el asiento del copiloto. Puso una emisora de radio donde daban música Pop. Siempre lo hacía cuando se subía en mi coche. En ese aspecto no me gustaría ser como ella; he de reconocer que mi gusto musical era mejor que el suyo.
La miré y las dos dijimos al unísono "¿Al McDonalds?" y nos empezamos a reír a carcajadas. A pesar de que ella era una chica relativamente sofisticada, le encantaba comer ese tipo de comida basura; y a mi, ni que decir tengo, también. Arranqué el coche de nuevo y nos dirigimos hacía el burguer.

lunes, 15 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Chapter 3.


Translated from Spanish to English by@zetaparanoid


I dried my tears. I was astonished. I really didn’t want to come up with that human being that could make me feel that way, but I couldn’t help feeling attracted to him like a moth to the light, and like a moth I would end up burned.
I got into bed, even though it was way too early, without having dinner because I wasn’t hungry at all. After a time, I ended up sleeping at some point after eight o’clock in the afternoon, when I stopped checking the time. When I opened my eyes it was probably at daybreak. My tummy moaned, so I got out of the bed only to realize I was wearing yesterday’s clothes. Claps. I opened the closet and dressed up with some blue shorts and a big t-shirt. My tummy was calling me again. I was really hungry.
Though I thought I was that hungry, I only prepared some cookies with milk. When I finished eating, I went back to my room only to see Matt’s bedroom’s door was almost opened and had a light coming from it. What was he doing awake at this time? I thought it twice and then knocked. “Matt, are you asleep?” I asked quietly.  “No, what do you want?” His voice didn’t sound like always, this time it was cold and distant, which made me feel guilty. “Can I come in for a moment?” I couldn’t be more ashamed. He didn’t answer, he only opened the door and let me in. He was wearing some grey pyjamas trouser and a red t-shirt. He was looking very serious, that serious it scared. I stood there without knowing what to say and I started feeling quite nervous because he was staring at me without saying anything. No, not his eyes, no… My hands were trembling and for a moment I forgot how to speak. “Emily?” said Matt. “Um?” I answered, and immediately said “Oh, er… Let’s see… I wanted to apologize for what happened before. I swear I don’t know what happened to me, it’s never happened before… I’m really sorry” It’s like if I melted and froze at the same time when you touch me. “It doesn’t really matter. Thanks for apologizing though” he said smiling. I felt better because it seemed he was happier. “But what are you doing awake this late?” he said in a charming way. “I woke up because I was hungry” I blushed and continued “I don’t even know what time is!” “It’s four o’clock in the morning” “Wow! Is it that late?! God...” I yawned. “And what are you d-” I couldn’t finish asking the question because I saw in his desk a drawing half finished. It was a girl with straight brunette hair, green eyes, chubby cheeks and freckles. It was me.
When Matt saw I was looking straight to his drawing, he moved it so I’d stop looking at it. “Don’t think I was…” he started saying. “Were you drawing me?” I didn’t know how to feel, highly regarded or stalked. Actually none of them would bother me. “It’s for an art work. I didn’t know what to draw and I chose you.” This time he wasn’t looking right into my eyes, it was like he felt embarrassed but true. “And why me?” I needed to know it. Why, Matt? Why me? “Dunno, you caught my attention when I first saw you and I wanted to draw you.” Now he was looking at me. That answer caught me by surprise. What did that mean? Was it good or bad? I blushed. “You’re… you’re red as a beetroot!” he said laughing. “What?! Ugh shut up!” I really hated being that pale. He was still laughing. I didn’t find it funny! “Oh come on! Stop laughing at me!” I said punching him. He stopped and then said “Well, I think it’s time to go to bed, don’t you think so?” “No, you stopped me feeling sleepy.” And it was true, I wouldn’t sleep knowing he was awake and drawing me. “Besides I still want to know why you drew ME.” It seemed he was searching for the right answer for a moment and then he looked at his drawing. “Well, do you know that feeling of wanting to know a lot about a person you’ve just met?” Yes Matt, I know that feeling… “Oh” was the only thing that came from my mouth. I stood there with my mouth almost opened and looking right to his drawing. It was perfectly done, it was perfect. Not like me. “Well, now that I’ve told you what you wanted…” he was indirectly telling me to leave. “Oh, I’m sorry” “Don’t worry, I just need to sleep because tomorrow morning I have class.” I just realized he had classes in the mornings and I had class in the afternoon, which meant we wouldn’t see each other at any moment but at nights. I didn’t quite like it.
“Hope you have a high mark in the drawing” I said smiling. “Of course yes. You just have to look at my muse” he answered. If my chubby cheeks couldn’t turn redder, they did. He smiled and then said “Goodnight, Emily” before kissing me in the cheek. My hair stood on end and felt something punching me hard right in my heart. I couldn’t say anything, I just left and went to sleep.
It wasn’t even possible that a person I knew for less than a day could make me feel that way. What was happening to me? Something made me want to know it, so I had to get closer to Matt, and I was of course doing it. I closed my eyes and fell asleep.

martes, 9 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Chapter 2.

Translated from Spanish to English by@zetaparanoid


“So, do you have class this afternoon?” he asked while looking for a yogurt in the fridge. “Oh, no, I start on Monday” “Cool, then we’ll watch a movie” It sounded almost like an order.  Why did he treat me that way? I didn’t like it. He didn’t know about my existence an hour ago and now he was talking to me that way. I couldn’t stand it. “Ummm… I think not” I answered in a brusque way. “Can I ask why?” You’ve just asked it, you dumb. “Because I’ll be in my room doing... I don’t know. Things” I told him as stroppy as I could and I think he got it. Before he could say anything, I closed my bedroom’s door behind me.
Ugh. This guy, who does he think he is? I don’t want him to treat me that way, but he’s that enigmatic and charming in a way… I want to hate him and love him at the same time. Is that even possible? I shook my head. It was supposed I had gone to my bedroom to do ‘things’, or was it to escape from Matt? By just saying his name my mind caused me a weird sensation that made me be even more nervous. Emily, please, he’s just a guy, as anyone. Stop thinking about it. And that’s what I did: I turned on my laptop and A Kind of Magic by Queen started playing. I laid on my bed to enjoy the music. As soon as the song started playing, I heard someone knocking on my door. It was Matt. Again. How could he be that annoying? I turned a deaf ear to it and kept in that blissful moment until he opened the door. Now I really got angry. No one could enter my room like that and less if it was an unknown person. “Can I come in?” “You’re already in, why do you ask anything?” I think this time he got it. “Oh, I’m sorry I bothered you, I just wanted to let you know I also like Queen.” Those words caught my attention. If he had the same music taste as me then he couldn’t be that bad. Perhaps I could give him a second opportunity, forget the first impression and start over again. “Oh, yeah?” I wanted to know whether it was true or he was just lying. “Yep. I also play in a rock band and stuff. If you like that kind of music you could come and watch us play someday. Maybe on Saturday? We’re playing at this battle of bands.” Oh my God! This was becoming interesting! He played in a band! “Wow, that’s pretty cool. The truth is I’d really like to go and watch you play.” Okay Matt, you won this time, but only because I have nothing to do on Saturday night. “Well, I won’t bother you anymore…” he said closing the door. “No! Wait!” I stood up. “Um, yeah?” “Come in if you want and we can… chat or something.” By only saying that I could feel I was blushing. Again. God! “Cool!” he said while he walked in.
This guy of perfect proportions and beautiful eyes was standing in front of me, that I was sit on my bed, and was looking at me, almost accusing. The situation sent me shivers down my spine. How could he make me feel that way only by his presence? I was scared, but I knew I liked it. I cleared my throat. “And what instrument do you play?” I asked him without looking at him. I couldn’t look at him, mainly because I would be hypnotized. “I play the electric guitar. What about you? Do you play any instrument?” Why don’t you stop looking at me, Matt?  “Huh, no. I am way too slow to learn to play any instrument.” I felt weak in front of him, too small, that insignificant… It was like if he had all the control over me by only looking at me. What are you doing with me? “I can teach you if you want” he said and, before I could say anything, he had gone to his room. After less than 10 seconds he was back, this time with an orange electric guitar. How weird.
“Now you can learn how to play the guitar” he said offering me to pick it. “Um, I’m not that sure. I already told you I’m way too slow, and I don’t want to break your guitar or anything.” It was definitely the last thing I wanted to happen. “Oh, come on. Take it” and he held my hand to give me his guitar. In that moment I felt something punching me very hard right in my heart and I could feel my blood was going faster than usual. “NO!” I shouted. Matt opened his eyes as much as he could and started walking to the door. “Um, I-I’m sorry, I-I didn’t want to… um…. goodbye” he said closing the door behind him.
I stood there without moving, without looking at anything and without thinking in anything. I don’t know how much time I spent that way. What happened? Why did I do that? I was that frustrated I started crying. Fuck. This guy… This guy was making me feel a way no one had ever done. I didn’t even know what was happening. The only thing I knew is who was to blame: Matthew.

Supermassive Black Hole - Chapter 1.

Translated from Spanish to English by@zetaparanoid




I woke up earlier than I use to do, I didn’t know exactly why. Perhaps it was because it was my first day at university and I was nervous for not knowing anyone there: all my friends had chosen other universities to study at and I had chosen Exeter’s.
I got out of my bed and took a quick shower. When I finished, I dressed up with some trousers, a shirt and my black Converse and went downstairs to see breakfast was already prepared. The desk was full of sweets, cookies, toasts, an orange juice jug and two cups of coffee. “Mum, you know I can’t eat all of this, right?” “Emily, you need strength for your first day at university” she said taking off her apron and putting some napkins on the desk. She was the typical overprotective mum that would fuss over her children even if they were nineteen, which was my case, and like you could not argue with her if she filled the desk with delicious food, I started eating some toasts. “Honey, have you checked whether you’ve packed everything you need or not?” asked me my father from the corridor. “Yes dad, I’ve done it a thousand of times now.” They wouldn’t help placating my nerves, to be true. After eating some fairy cakes and a cup of coffee, I took my luggage and hugged and kissed my mum. “Honey, I want you to know we’ll miss you very much. Work hard and have fun” said my mum with tears in her eyes. “Oh, come on mum, you’re making me want to cry as well” I told her wrapping my arms around her. “Come here, daddy.” He did so and then he kissed my forehead. “I love you” I told them smiling while taking the car’s keys and closing the door behind me. I put my luggage on the Ford’s back seats and started. Nevermind by Nirvana went with me during the drive to the campus.
 I parked where I could, took my luggage and stopped to see what was what I was going to face throughout the entire year. There were people all around going or leaving places, groups of friends smoking on the grass or playing cards and so on. I took a breath and walked to the hall. There were even more people there. I looked for the noticeboard to see which room was going to be the one where I was staying this year: room 505. I took the little map I had on my pocket and headed to my new room. 
After asking a few people, I could finally get to it. I opened the door. It wasn’t that bad: it had a big living room with TV, a sofa, an armchair and a desk with three chairs, a big kitchen and, wait, two bedrooms? I didn’t know I had to share my room with someone. Hope it’s not a boy, hope it’s not a boy… Was what I was thinking while unpacking. I didn’t want a boy to see my face in the mornings or to complain when I had my period. Just no.
I sighed when I finished placing my posters behind the door and on the walls, putting my clothes in the closet and the rest in the bathroom. My tummy moaned. Now is when I miss you, mum. I didn’t have the skills my mum had in cooking, so I prepared something easy: pasta. I was actually quite happy with the result. I went to the living room and started eating.
I was delighting with the delicacy I had prepared (though I shouldn’t say so), when I heard the door opening and turned to see who it was. A thin and not too tall boy entered the room. He had straight black hair, well-defined features and the bluest eyes I had ever seen. Something he had made me not to take my eyes off him, but the noise my folk did when it dropped woke me up from that blissful moment.

He picked it up. “Here you have” he told me giving it to me. “I suppose you’re my room-mate. By the way, I’m Matt” he said smiling and letting me see he had a crooked tooth, but that didn’t make him less beautiful. I took the folk from his hands and our fingers touched, which sent me shivers down my spine. I swallowed saliva. “I’m Emily” I told him without taking my eyes off him. “Huh, you could’ve waited for me to have lunch together and get to know each other better, don’t you think?”  He said while leaving his luggage in his room. “I’m sorry, I-I didn’t know I was going to have a room-mate and even less when you were going to arrive” I blushed. “I was joking, silly you” he said getting laid on the sofa like if he was at home. Wait, what? Had he just called me ‘silly’? Like if we knew each other for ages! I continued eating my plate of pasta without looking at him because I was enough nervous with his presence. “And what do you study?” I didn’t quite expect that question, so I choked on my own saliva. I started coughing and I blushed again. “Uh uh are you okay?” he said standing up and getting closer to me. “Y-yes” I could say after drinking my glass of water. “Look, I know you don’t really like my presence in here because you thought you were going to live alone and I’m sorry I acted like if we knew each other. I understand you need some time and space to get to know each other better. I really want to get on well with you” “No, it’s not just that. It’s… duh, let’s leave it here” “No, come on, tell me” he begged me. “I’m just surprised” I achieved to look at him without blushing. “Is that good?” he asked. “I suppose so” I stood up and went to wash the dish. “By the way, I study Finance” I told him from the kitchen. “What about you?” “I study Fine Arts. It’s my second year in here” “So you’re 20 years old, right?” I asked curious. “That’s it” he answered. “Look! We’re getting to know each other!” he laughed, and I did so as well. “I also have a feeling we’ll get on well” he winked at me.  I blushed. Again. I wish, Matt, I wish, I thought.

Supermassive Black Hole - Capítulo 3.


Cogí un pañuelo y me sequé las mejillas. Estaba atónita. No quería volver a acercarme a aquel ser que producía en mi tan extrañas emociones, pero no podía evitarlo porque me sentía atraída a él como una polilla a la luz. Y como polilla que era, al final acabaría quemándome.

Me metí en la cama a pesar de que eran las seis de la tarde. No cené; no tenía hambre. Acabé por dormirme, no sé bien a qué hora; dejé de mirar el reloj a eso de las 20:00.
Cuando abrí los ojos debía ser muy de madrugada.
El estómago rugió, así que me quité las sábanas de encima y me calcé las zapatillas de andar por casa. Entonces me di cuenta de que aún seguía vestida con los vaqueros y la camisa, ni siquiera me había puesto el pijama. Aplausos a mi. Abrí el armario y tomé unos pantalones cortos de color azul celeste y una camiseta enorme que hacía publicidad de alguna tienda de barrio. Mi estómago volvió a llamar la atención. Ya voy.

Apenas me bebí un vaso de leche con un par de galletas. Cuando volvía a mi habitación me fijé en que la puerta del cuarto de Matt estaba entreabierta, y que se veía luz en el interior. ¿Qué hace despierto a estas horas? Me lo pensé un par de veces, cogí valor y finalmente decidí llamar."¿Matt, ¿estás durmiendo?" pregunte en voz baja. "No, ¿querías algo?" esta vez su voz no sonaba como siempre. Esta vez parecía fría y distante y yo me sentía culpable de ello. "¿Puedo pasar un momento?" no podía estar más avergonzada. No me contestó; él mismo me abrió la puerta y me dejó pasar.
Llevaba unos pantalones de pijama grises que le quedaban un poco grandes y una camiseta roja lisa. Estaba muy serio; casi daba miedo. Me quedé quieta mirándole sin saber bien qué decir. Él no hablaba, solo tenía clavada en mis ojos su mirada. No, sus ojos. No... Empecé a ponerme muy nerviosa. Las manos me temblaban y sentí un sudor frío en mi nuca. Me olvidé de cómo hablar en ese momento. "¿Emily?" por fin dijo Matt. "¿Eh?" -articulé- "Oh... A ver... Quería pedirte perdón por lo de esta tarde... No sé bien qué me ha pasado. Te juro qué no sé por qué me puse así... Nunca me había ocurrido eso..." dije con voz agitada. Es que cuando me tocas es como si me quemara y me congelara a la vez. "Bueno, supongo que no importa. Gracias por disculparte" dijo sonriendo un poco. Parece que ya estaba de mejor humor. Menos mal. "Pero, ¿qué haces despierta tan tarde?" su tono ya sonaba más amable. "Pues me levanté a por algo de comer" -me sonrojé- "Ni siquiera sé qué hora es". "Son las cuatro de la madrugada". "¡¿Tan tarde es?! Dios mío..." -me froté los ojos y ahogué un bostezo- "¿Y tú qué hac-" antes de terminar de decir aquello miré a su escritorio y vi un dibujo a medio acabar. Era una chica: pelo castaño y liso que le caía por los hombros, ojos verdes, mofletes regordetes, pecas... Era yo.

Cuando Matt se dio cuenta de que estaba mirando aquel boceto lo apartó de mi vista. "Oye, no pienses que yo..." se excusó guardando el papel. "¿Estabas dibujándome?" No sabía cómo tomarme aquello, si como una muestra de aprecio o como un signo de acoso. La verdad, no me molestaba si era alguna de las dos. "Es para un trabajo de arte. No sabía qué dibujar y te escogí a ti" esta vez no me miraba a los ojos, supongo que por vergüenza, pero parecía sincero. "¿Y por qué a mi?" necesitaba saberlo. ¿Por qué, Matt? ¿Por qué yo? "No sé, me llamaste la atención en cuanto te conocí y me apeteció dibujarte" ahora sus ojos azules sí estaban en contacto con los míos. Esa respuesta me pilló por sorpresa. Que le llamé la atención. ¿Qué significa eso? ¿Es bueno? ¿Es malo? Mis mejillas... "Te has... puesto colorada" me dijo riendo. "¡¿Qué?! ¡Calla!" y me tapé la cara con las manos. Odio ser tan pálida por estas cosas. Y Matt seguía riendo. No sé qué le hacía tanta gracia. "Oh, vamos, ¡deja de reírte de mi!" le dije golpeándole suavemente en el brazo. "¡Eh!" -se burló- "Va siendo hora de que te vayas a la cama, ¿no?". "No, me has quitado el sueño" -y era verdad, ahora no podría dormirme sabiendo que el estaría despierto pintándome- "Además quiero saber por qué me estabas dibujando a MI". Se quedó pensando unos segundos,  sacó de nuevo el dibujo y lo miró detenidamente. "Bueno, ¿sabes qué es eso que te pasa cuando recién ves a alguien y te entran ganas de conocer a esa persona mucho y muy a fondo?" Mucho y muy a fondo. Sí, Matt, sé muy bien cuál es esa sensación. "Oh..." fue lo único que pude articular. Y me quedé con la boca medio abierta y mirando el dibujo. Estaba tan bien hecho, con unos trazos tan bien delineados... Era perfecto, no como yo. "Ya te lo he dicho" eso sonaba a una indirecta para que me largara de allí, pero no lo dijo de mala gana. "Oh, perdona" dije agachando la cabeza. "No te preocupes, es solo que voy a dormir ya porque mañana tengo clase". Acababa de darme cuenta de que el tenía las clases por la mañana y yo por la tarde, lo que significaba que apenas nos veríamos por la noche. Esa idea no me gustaba nada.

"Bueno, espero que te pongan buena nota en el dibujo" le dije con una sonrisa. "Seguro que sí, no hay más que ver a la modelo" me respondió. Si mis mejillas pudieran ponerse más rojas, lo habrían hecho. El sonrió. Nos quedamos un instante mirándonos sin saber bien qué decir o hacer. "Buenas noches, Emiliy" se acercó a mi y me besó dulcemente en la mejilla. El contacto de sus labios húmedos con mi piel hizo que el vello de mis brazos se erizase. Sentí un vuelco en mi corazón. Me quedé paralizada. Ni siquiera le respondí, salí de la habitación con los ojos como platos y automáticamente entre en mi cuarto y me metí en la cama.

No era posible que una persona que conocía de hace menos de un día me hiciera sentir así. ¿Qué me estaba pasando? Algo me hacía querer averiguarlo, y si para ello tenía que adentrarme en el mundo de Matt, por supuesto que iba a hacerlo. Cerré los ojos y por fin me dormí.


domingo, 7 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 2.

Continúa por donde acabó el capítulo anterior.

"¿Tienes clase esta tarde?" me preguntó cuando estaba abriendo la nevera en busca de un yogur. "Qué va. Empiezo las clases el lunes que viene". "Ah, genial. Entonces pasa la tarde conmigo y vemos una película" me dijo. Sonó casi como una orden. ¿Por qué me trataba de esa manera? No me gustaban nada esas formas. Apenas desconocía mi existencia hace unas horas y ya me hablaba así. "Eh... Creo que no" le respondí cortante. "¿Puedo preguntar por qué?" Lo acabas de hacer, imbécil. "Pues porque estaré en mi habitación haciendo... no sé. Cosas". le contesté tan borde como pude y creo que captó la indirecta. Y antes de que pudiera volver a decir algo más cerré la puerta de mi habitación con un portazo.

Este chaval... ¿qué coño se ha creído? No quiero que me trate así, pero es tan... enigmático y encantador de alguna manera... Te dan ganas de odiarlo y quererlo a la vez, ¿acaso es eso posible? Sacudí la cabeza para que esos pensamientos se esfumaran de mi mente. Bueno, se supone que había ido a mi habitación a hacer algo, ¿o a huir de Matt? Ah, solo decir su nombre en mi mente me causaba una extraña sensación que se apoderaba de los nervios de mi estómago. Emily, por favor, es un puto tío, como otro cualquiera. Deja de darle vueltas al asunto. Y eso me propuse hacer: encendí el portátil y me puse a escuchar A Kind of Magic de Queen. Me tumbé bocarriba en la cama, con las manos en la nuca y cerré los ojos para disfrutar de la música. "Toc-toc". Era Matt. ¡Era él otra vez! ¿Cómo podía ser tan pesado? Me hice la sorda y seguí en mi mundo hasta que abrió la puerta. Ahora sí que me había enfadado. Nadie entra en mi habitación así porque sí, y menos un casi desconocido. "¿Se puede?" me dijo asomando la cabeza por la puerta. "Pero si ya has entrado, ¿para qué preguntas?", esta vez parece que sí que se dio cuenta de mi humor. "Oh... Siento si te he molestado solo quería... Solo iba a decirte que a mi también me gustaba Queen" esas palabras captaron mi atención. Si le gustaba la misma música que a mi no podía ser tan mal chico. Tal vez podría darle una oportunidad, olvidar la primera impresión y empezar de cero. "¿Ah sí?" le pregunte con mucha curiosidad. Quería comprobar si era verdad o solo estaba tirándose un farol. "Sí. Además toco en un grupo de rock y eso. Si te gusta ese tipo de música podrías venir a vernos; tocamos este sábado en la batalla de bandas" oh Dios mío, esto sí que era interesante, ¡toca en una banda! "Vaya, eso es genial. La verdad es que sí, me gustaría ir" muy bien, Matt, tu ganas (por ahora), pero porque no tengo nada que hacer el sábado por la noche... "Bueno, no te molesto más..." dijo cerrando la puerta. "¡No, oye, espera!" y me incorporé de la cama. "¿Sí?". "Pasa si quieres. Podemos... charlar" fue pronunciar aquello y mis mejillas empezaron a tomar color. "Guay" dijo con una sonrisa mientras entraba en mi habitación.

Ese muchacho de proporciones perfectas y ojos de infarto se hallaba sentado en la silla de mi escritorio, frente a mi, que estaba sentada en la cama, mirándome fijamente, casi acusador. Aquella sensación volvió a apoderarse de mis órganos internos. Me dio un escalofrío. ¿Cómo podía hacer él que me sintiera así tan solo con su presencia? Me daba miedo. Pero de ese miedo que en el fondo te gusta, ese que incluso puede llegar a ser placentero. Me aclaré la garganta, "¿Y qué instrumento tocas?" le pregunté sin mirarle. No podía, porque probablemente quedara hipnotizada  "La guitarra eléctrica, ¿tu tocas algo?" ¿pero por qué no dejas de mirarme, Matt?. "Qué va. Soy demasiado torpe e inconstante como para aprender a tocar un instrumento". Me sentía tan débil a su lado, tan pequeña, tan insignificante... Es como si él tuviera todo el control sobre mi con solo mirarme o decir una palabra. ¿Qué estás haciendo conmigo? "Yo puedo enseñarte si quieres. Espera" y antes de acabar la frase se levantó y salió de mi habitación. A los 10 segundos volvió con una guitarra eléctrica de color naranja con cinta aislante negra en los bordes. Qué chico más raro.
"Ya puedes aprender" me dijo ofreciéndome coger aquel instrumento. "Uy... no sé yo... Ya te he dicho que soy extremadamente torpe. No quiero romper la guitarra ni nada" definitivamente era lo último que quería que pasase. "Anda ya. Toma" y me cogió la mano para darme la guitarra. Una punzada traspasó mi corazón en aquel instante y noté como la sangre fluía por mis venas con más velocidad de la normal. "¡NO!" le grité. Matt tenía los ojos como platos. Se alejo unos pasos de donde yo estaba. "Eh, lo siento Emily. No quería..." -estaba confuso- "esto... adiós..." y salió veloz de la habitación cerrando la puerta tras su paso.

Me quedé quieta sentada al borde de la cama, con la vista mirando a ninguna parte y mi mente en blanco. No sé cuánto rato pasó hasta que volví en mi. ¿Qué había pasado? ¿Por qué había hecho eso? Estaba tan frustrada que la ira se convirtió en lágrimas. Mierda. Este chico... Este chico estaba logrando lo que nunca nadie antes había logrado hacer en mi. La mezcla de emociones que sentía y la multitud de pensamientos diferentes que tenía en la cabeza era indescriptible. Ni yo misma sabía qué me estaba ocurriendo... Solo conocía el culpable: Matthew.

viernes, 5 de abril de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 1.

Me desperté más temprano que de costumbre, no sé bien por qué. Quizás porque era el primer día de universidad y estaba nerviosa, más que nada porque no conocería a nadie allí; todos mis amigos habían elegido otras universidades para estudiar y yo escogí la de Exeter.

Definitivamente salí de la cama y me dirigí al baño para darme una ducha rápida. Me vestí: unos vaqueros, camisa y Converse negras. Cuando bajé al comedor el desayuno ya estaba listo. La mesa estaba llena de dulces, galletitas, tostadas, una jarra de zumo de naranja recién hecho y dos tazas de café. "Mamá, sabes que soy incapaz de comerme todo esto, ¿no?". "Emily, necesitas fuerzas para tu primer día" me respondió mi madre quitándose el delantal y colocando unas servilletas en la mesa. Mi madre es la típica madre sobreprotectora que sigue mimando a sus hijos aunque tengan 19 años, como es mi caso. Y no podías discutir con ella si llenaba una mesa de comida riquísima, así que me dispuse a empezar por las tostadas. "Cielo, ¿has comprobado si lo llevas todo en la maleta?" preguntó mi padre, desde el pasillo. "Sí, papá, unas ciento cincuenta veces". Mis padres no ayudaban a que mis nervios se aplacasen, la verdad. Después de comerme un par de magdalenas y una taza de café, cogí la maleta, le di un beso y un abrazo a mi madre "Cariño, te vamos a echar de menos, que lo sepas... Estudia mucho y pásalo bien" dijo secándose una lagrimita que resbalaba por su mejilla. "Oh, vamos mamá, no te pongas así o me harás llorar a mi también" le dije rodeándola con mis brazos. "Ven aquí, papá" él se acercó y me besó en la frente. "Os quiero" me despedí sonriente mientras tomaba las llaves del coche y cerraba la puerta. Guardé la maleta en aquel viejo Ford y encendí el motor. Nevermind de Nirvana me acompañó durante el trayecto al campus.

Aparqué como pude cuando por fin encontré una plaza en aquel atestado parking. Cogí mi equipaje y me paré un momento para ver a lo que me enfrentaba. Había tanta gente yendo y viniendo de un sitio a otro, grupos de amigos sentados en el césped fumando, jugando a las cartas... Respiré hondo y caminé hacía el hall principal. Aquí había incluso más gente que fuera del edificio. Busqué el tablón de anuncios para ver qué habitación me había tocado: la 505. Saqué del bolsillo mi pequeño plano arrugado y me dispuse a encontrar mi cuarto.

Tras preguntarle a un par de personas por fin llegué a la que sería mi estancia ese curso. Abrí la puerta. No estaba mal: un salón decentemente amplio con televisión, un sofá y un sillón, una mesa y tres sillas en el comedor, la cocina bastante grande, un baño y... ¿dos habitaciones? No tenía ni idea de que compartiría habitación con otra persona... Espero que no sea un chico, espero que no sea un chico... repetía para mis adentros mientras desempaquetaba mis cosas. No quería tener un compañero que me viera con ojeras todas las mañanas, que se quejara cuando yo estuviera 'en esos días del mes' y todos esos rollos. No.

Suspiré cuando hube acabado de colocarlo todo: mis pósters detrás de la puerta y en la pared, mi ropa en el armario y mis cosas en el baño. Me rugió la barriga. Ahora es cuando te echo de menos, mamá. Yo, a diferencia de mi madre, tenía unas dotes nulas para la cocina, así que me preparé para almorzar algo fácil: pasta. Y quedé bastante satisfecha con el resultado. Me llevé el plato al salón y empecé a comer.

Estaba deleitándome de aquel sabroso manjar (aunque esté mal que yo lo diga), cuando oí que se abría la puerta y giré la cabeza para ver quién era. Un chico muy delgado y no muy alto cruzó el umbral. Tenía el pelo liso y negro, las facciones de la cara muy marcadas y los ojos más azules que he visto en la vida. Algo me hacía no poder apartar la vista de él. El ruido que hizo el tenedor al caer al suelo me sacó de mi ensimismamiento.

El muchacho lo recogió por mi. Parpadeé dos veces para bajar a la tierra. "Toma" me dijo dándome el cubierto. "Supongo que tu eres mi compañera. Por cierto, yo soy Matt" dijo con una sonrisa que me dejó ver que tenía un diente algo torcido, pero que no hacía que fuera menos bello. Tomé el tenedor y al rozar sus dedos con los míos un escalofrío me recorrió el estómago. Tragué saliva. "Yo soy Emily" le dije sin dejar de mirarle a los ojos. "Podrías haberte esperado para comer y así disfrutábamos de un almuerzo juntos, que podríamos aprovechar para conocernos, ¿no?" me dijo mientras dejaba la maleta en su habitación. "N-no tenía ni idea de que iba a tener un compañero y menos de cuándo iba a llegar... Lo siento" me disculpé como pude y sentí que mis mejillas se enrojecían. "Es broma, tonta, no te lo tomes tan en serio" respondió tirándose al sofá de espaldas, como si estuviera en su casa. ¿Qué confianzas se estaba tomando? ¿Me había llamado 'tonta'?, ni que me conociera de toda la vida. Seguí comiendo mi plato de espaguetis sin ni siquiera mirarle, porque ya estaba lo suficientemente nerviosa con su presencia en el cuarto. "¿Y qué estudias?" esa pregunta me pilló por sorpresa y me atraganté con la comida. Empecé a toser y a sonrojarme. "Eh, eh, oye, ¿estás bien?" se levantó de sofá y se acercó a la mesa. "S-sí..." dije tras darle un sorbo al vaso de agua. "Oye, sé que no te agradará la idea de vivir conmigo porque pensabas que ibas a estar sola. Siento haberme comportado así antes. Supongo que necesitas tu espacio y tu tiempo para que nos llevemos bien... Porque me gustaría llevarme bien contigo" me dijo serio y clavando su mirada en mi. " No, no es eso. Es solo que... Bah, déjalo" conseguí decir. "No, venga, dímelo" me suplicó. "Es que me has... sorprendido" conseguí mirarle a los ojos sin sonrojarme. "¿Y eso es bueno?" preguntó. "Sí. Supongo..." me levanté y llevé el plato al fregadero. "Por cierto, estudio Finanzas" -le dije desde la cocina- "¿Y tú?". "Yo estudio Bellas Artes. Es mi segundo año". "Ah, ¿entonces tienes 20?" pregunté curiosa. "Exacto" contestó él. "¿Ves? Ya nos estamos conociendo" dijo riéndose; y yo le seguí. "Además presiento que nos vamos a llevar muy bien" y me guiñó un ojo. Mis mejillas volvieron a tornarse de rojo inmediatamente. Ojala, Matt. Ojalá, dije para mis adentros.