Al oír eso (supongo) Charlotte se atragantó con la comida y empezó a toser. Le ofrecí mi Coca-Cola para que bebiera. Cuando se le hubo pasado, dijo con cara de haber visto un fantasma "¡¿Qué acabas de decir?!". "Lo has oído perfectamente. No voy a volver a repetirlo..." no estaba muy orgullosa de haber dicho eso, la verdad. "¿Estás segura, Em? Lo conoces de hace un día". "No es que esté segura, pero es que..." no encontraba las palabras adecuadas. "¿Qué...?" persistía en su intento de sacarme algo de mi cabecita. "Joder, que no puedo dejar de pensar en él" -dije al fin- "Pero es que le odio" continué. Charlotte me miró con cara extraña, "Me estás liando...". "Lo siento, es que no puedo explicarlo" me disculpé y cerré el puño con fuerza debido a la frustración. "Inténtalo, yo puedo ayudarte, Emily" -me cogió de la mano y me sonrió- "¿Qué sientes cuando estás con él?". "Me gusta estar con él, pero me hace parecer que estoy totalmente bajo su control, que me puede manejar cómo quiera... Sin embargo, no quiero irme de su lado" intenté aclararle. "Es raro" fue lo único que respondió ella. "Lo sé..." dije en voz muy baja. "Pues supongo que te estás enamorando de él, por sorprendente que parezca" concluyó finalmente.
Lo malo de la situación era que, esta vez, Charlotte no podía ayudarme, porque nunca ella nunca había estado enamorada, así que no sabía cómo era aquello; lo que hacía que me sintiera desprotegida. Tendría que enfrentarme sola a esto.
Estábamos depositando las bandejas en el contenedor cuando me preguntó "¿Y qué vas a hacer?". "¿Eh?" no tenía ni idea de a qué se refería. "Que si vas a seguir adelante con ello a ver qué pasa" esa frase me asustó.
Hace apenas una hora no "sabía" que estaba enamorándome de Matt y ni siquiera me había preocupado de plantearme qué hacer, claro. Si continuaba con esto únicamente habría dos finales: o feliz o triste. Y, llámame cobarde, pero no estaba dispuesta a correr el riesgo de acabar mal. "No, ni loca" dije muy tajante."Pareces muy segura" replicó ella. Y ahí acabó la conversación.
Charlotte no volvió a sacar el tema. Se daría cuenta de que no me gustaba hablar de ello demasiado, así que de camino a su casa la charla trató de nuevo sobre Ryan.
Charlotte no volvió a sacar el tema. Se daría cuenta de que no me gustaba hablar de ello demasiado, así que de camino a su casa la charla trató de nuevo sobre Ryan.
"Llámame si hay alguna novedad" me dijo sonriente apoyada en la ventanilla del coche desde fuera. "Sabes que lo haré" le respondí, y me asomé un poco para darle un abrazo. Nos despedimos con la mano. Cambié esa estúpida emisora de radio Pop, que sonó en el camino de ida, por In Utero. Mucho mejor. Y conduje hasta la residencia de la universidad.
Eran las cinco de la tarde, ¿estaría Matt en el piso? No tenía intención de comprobarlo. Si no quería que mis sentimientos por él llegaran a más, lo mejor sería verlo cuanto menos tiempo posible.
Aparqué donde pude, me bajé del coche y miré al cielo: hacía un tiempo estupendo para pasarlo al aire libre. Entonces decidí coger mis cascos y mi iPod y sentarme en el césped del campus, a la sombra de un roble.
A esas horas no había mucha gente por allí, apenas algunos estudiantes de primer año, que éramos los que empezábamos las clases la semana siguiente. El resto se habrían ido a sus pueblos a ver a sus familias, o tendría cosas mejores que hacer que pasar el rato tumbados en la hierba, como yo.
Radiohead me tele-transportó a otro mundo. Cuando abrí los ojos me di cuenta de que el sol estaba prácticamente desapareciendo en el horizonte. Mierda, me he quedado dormida. Bueno, en verdad eso no era tan malo, así se me había pasado la tarde sin darme cuenta y ya era casi la hora de cenar.
Me levanté del césped y me fui para el apartamento sin más remedio.
Cuando abrí la puerta me encontré sentado en el sofá a un muchacho que no había visto nunca. Tenía el pelo muy rubio y corto, era un poco regordete, pero lo justo para parecer mono, y unos ojos azul-grisáceos adornaban su cara.

Encendí una vela y me tumbé en la cama. Por alguna razón me entraron ganas de llorar. Me abracé a la almohada lo más fuerte que pude.
Odiaba esta estúpida, innecesaria e incompresible emoción que me hacía parecer una gilipollas Le odiaba a él porque era el culpable; y me odiaba a mi por dejar que esto pasase, ¿pero acaso podía controlarlo? Cada vez lo veía más difícil. Lágrimas con sabor a impotencia resbalaron por mis pálidas mejillas.
Llamaron a la puerta. Mierda. Me sequé la cara tan rápido cómo pude. "Pasa" dije con voz ronca. Era Matt. Este se quedó mirando extrañado el ambiente lúgubre de mi habitación en aquellos momentos. "Venía a disculparme por lo que dijo Dom antes" dijo sentándose a mi lado en la cama. "No es culpa tuya, no tienes que disculparte. Además he de reconocer que sí que fui un poco áspera" admití. Se me quedó mirando unos segundos para después decir "¿Has... estado llorando?". "No" le mentí. "Esos ojos rojos solo pueden ser de dos cosas: o te has fumado un porro o has estado llorando; y yo aquí no huelo a maría" a pesar de que lo dijo en tono serio no pude evitar soltar una risita. Era la primera vez que me hacía reír; y puedo decir que era la mejor sensación del mundo. "¿Vas a decirme por qué?" preguntó amable. Por ti, imbécil de mierda. Porque te odio pero tengo ganas de besarte al mismo tiempo. ¿De verdad había acababa de pensar eso? ¿Tenía ganas de besarle? Me quedé mirando sus labios sutilmente: eran tan perfectos. Creo que se dio cuenta. "¿Emily?" vale, quizás no los miré de una manera tan sutil. Dije lo primero que se me pasó por la cabeza: "Es que echo de menos a mis padres". No había quien se creyera eso, sin embargo él lo hizo. "Oh... Es normal que los eches de menos, el primer año fuera de casa es duro, pero tienes que ser fuerte y pensar que pronto los vas a volver a ver, y distraerte para no caer en eso" me animó sonriente. "Sí, gracias" le dije devolviéndole la sonrisa."Ven aquí" y abrió los brazos. ¿Qué? ¿Quería abrazarme? Yo hice lo correcto: me acerqué a él y me pegué a su cuerpo. Él me rodeo con sus brazos y yo me hundí en su pecho. Inspiré hondo. Olía tan bien... Podía oír los latidos de su corazón relajaos. Me quedaría así para siempre. Matt me apretó más a él. Retiro lo dicho anteriormente sobre lo de que me hizo reír; esta, sin duda, era la mejor sensación del mundo.
Me encanta tu fanfic asi que no dudes en seguirlo!!
ResponderEliminarPor supuesto que lo seguiré :)
EliminarDios que bonito ahora mismo toy llorando jajaja :')
ResponderEliminarAY :___
EliminarDios yo también escribo fanfics pero no tiene ni punto de comparación con los tuyos , escribes genial de verdad, cada vez que lo leo me siento como Em, por favor sigue escribiendo. Eres muy buena:)
ResponderEliminarMuchísimas gracias. De verdad que agradezco que me alaguéis tanto. Es un honor para mi n_n
EliminarNo sé si lo seguiré escribiendo. Tengo toda la historia en mi cabeza (más que nada porque es una metáfora de algo que me pasó) pero es que no me salen las palabras, no sé cómo plasmarlo :(