jueves, 16 de mayo de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 8.


Mi memoria me había jugado una mala pasada y me había olvidado que le dije a Matt que cenaría con él esta noche. Para recordar cientos de letras de canciones si que sirves, eh. 
Me repetí a mi misma hasta la saciedad que no debía preocuparme por ello, solo era una simple cena entre compañeros de piso, no tenía por qué significar nada. 
Cuando conseguí relajarme abrí el libro y empecé a leerlo por infinita vez. 

No miré el reloj hasta que mi estómago empezó a manifestarse y a reclamar su derecho a ser alimentado. ¡Ya eran las cuatro de la tarde! Se me había pasado el tiempo volando y ni me había dado cuenta... Siempre me ocurría igual cuando me ponía a leer y me metía enteramente en el libro y en su historia, me envolvía la trama de tal manera que me olvidaba de todo lo que me rodeaba. Esa era una de las razones por las que me gustaba tanto leer, porque me transportaba a otro mundo completamente diferente donde podía ser otra persona, vivir otra vida... Todo eso me encantaba. 
Cogí lo primero que tenía a mano en ese momento para usar de marcador en el libro: una etiqueta de la última camiseta de Nirvana que me compré; lo dejé sobre mi escritorio y me fui para la cocina. A ver qué me preparaba para almorzar yo a estas horas... 
Abrí la nevera para ver qué tenía: un poco de embutido, un bote de pepinillos en vinagre (me encantaban), mantequilla, huevos, queso, yogures... Mi madre con tan poca cosa hubiera preparado algún plato genial, pero yo me limité a hacerme un bocadillo de queso, por pereza más que nada. Me lo comí allí mismo, apoyada en la encimera, acompañado de un zumo. 
Cuando terminé entré en el salón y caí de espaldas en el sofá soltando un largo resoplido. No me gustaba demasiado estar sola, bueno, no siempre. La cosa es que prefería ir a mi bola normalmente, sin nadie que me molestase, pero no me importaba estar rodeada de gente. Ciertamente me sentía bastante sola a veces y en general, porque, aunque siempre he tenido muchos amigos, nunca me he sentido comprendida como quisiera. Todo se debe, a mi parecer, a que tengo una mentalidad muy difícil de entender; una forma de ver las cosas y una percepción de la realidad totalmente diferente a la del resto de las personas que conozco. Supongo que por eso me atraía tanto la lectura también, porque en ese puñado de hojas encontraba comprensión de algún modo. Y la música, aún no te lo he dicho, pero me encanta la música (a pesar de que no toque ningún instrumento). Lo que me transmiten unos cuantos acordes de guitarra acompañados de una buena línea de bajo y una batería brutal no me lo transmite nada; además de las letras, por supuesto.

Miré para la televisión con la intención de encenderla, pero no lo hice. Odiaba ver la tele y odiaba los programas que daban, me parecían absurdos y carentes de interés. 
Cerré los ojos e intenté relajar mi respiración, concentrarme en el ambiente que me rodeaba, pensar... Todo estaba tan silencioso que me frustraba. Trataba de simular en mi mente el entorno. Me imaginaba la televisión a la izquierda, detrás de la mesita de café de cristal y madera oscura; en frente la pequeña estantería medio vacía, y al otro lado una lampara de pie. 
Abrí los ojos, fui a mi habitación a por El guardián entre el centeno y regresé al salón para volver a tumbarme en el sofá. Ya llevaba leído más de la mitad del libro, así que decidí terminarlo. Me lo sabía de memoria, pero me daba igual.

"¿Emily?" cuando oí la voz de Matt abrí los ojos y me incorporé del sofá tirando el libro al suelo. Me había quedado dormida, ¿cómo era posible que no me cansara de dormir? "¿Eh?" balbuceé desconcertada. Miré  para todos lados y vi a Matt de pie frente a mi, con dos cajas de pizza en las manos. "¿Estabas durmiendo?" me preguntó riendo. "¿Qué hora es? ¿Y qué haces con esas pizzas?" no le contesté a su pregunta porque la respuesta era evidente. "Son las ocho y media y estas pizzas son porque te dije que la cena sería informal". Dios mío, la facilidad que yo tenía para hacer que se me pasara el día en un abrir y cerrar de ojos era increíble. "Oh, deja que me ponga algo decente" dije mientras recogía el libro del suelo y me iba a mi habitación a ponerme algo mejor que el chándal que vestía en aquel momento. "De acuerdo... Aunque no hace falta" dejó las pizzas sobre la mesita y se sentó en el sofá.
Ya iba a vestirme para el concierto por lo que cuando abrí el armario mire directamente a la pila de "camisetas para conciertos" y escogí la de Pink Floyd, unos vaqueros y mis Converse rojas medio rotas. Me cepillé un poco el pelo y volví con Matt. 
"Bonita camiseta, si señor" fue lo primero que dijo cuando me vio. "Muchas gracias" le contesté sonriendo y me senté junto a él. Este abrió las cajas de pizza, "No sabía cómo te gustaban así que he pedido una de carbonara y otra de jamón y queso, que se supone que son las que le suelen gustar a todo el mundo". "Oh, está perfecto, me gustan la dos" y tomé un trozo de la de jamón y queso. Matt fue a por un par de Coca-Colas y me ofreció una. "¿Me dejas que te interrogue?" preguntó ilusionado. "Por qué no" yo también estaba de buen humor, así que le seguí el juego. "Es para conocernos mejor. Quiero saber cosas sobre ti". "De acuerdo. Empieza" le animé con ganas. "Está bien. ¿Cuál es tu color favorito?" cogió una porción de pizza. "El rojo" -contesté- "¿Puedo preguntarte yo a ti también?". "Por supuesto" -respondió- "El mío también es el rojo, por cierto". "¿Tocas algún instrumento a parte de la guitarra eléctrica?" curioseé. "Sí, el piano" -fue su respuesta- "¿Comida preferida?" continuó él. "La pasta. Cualquier tipo de pasta, me gustan todas" alegué. "Yo igual" cada vez su sonrisa se iba haciendo mayor. Me gustaba eso. "¿Canción favorita?" siguió. "Uf, difícil... Probablemente I Might Be Wrong de Radiohead, aunque creo que no podría elegir" le contesté. "Yo de hecho no tengo canción favorita por eso, porque no puedo escoger solo una" justificó él. "¿Libro favorito?" le pregunté esta vez yo. "El que estabas leyendo esta tarde". "¿En serio?" estaba asombrada. "En serio" verificó. Creo que era demasiada coincidencia que tuviéramos tantas cosas en común. "También es mi libro preferido" añadí yo. "¿Ves? Al final estaremos hechos el uno para el otro" me dijo riendo. No sabía si lo estaba diciendo en serio o era solo una broma, pero me lo tomé como esto último y le seguí las risas. 

Nos terminamos las pizzas intercalando más cuestiones de ese tipo. Cuando me dispuse a recoger las cajas vacías sus intenciones fueron las mismas que las mías y nuestras manos se chocaron produciendo una pequeña descarga eléctrica que ambos notamos. "Lo-lo siento" tartamudeé nerviosa retirando rápido mi mano. "No pasa nada" dijo él. "Espera" -me advirtió. Le miré.- "No te muevas" yo me quedé quieta. El deslizó su largo y fino dedo por mi mejilla sin dejar de mirarme fijamente a los ojos. "Tenías una pestaña" explicó. "Ah..." no pude responder más que eso porque ya me hallaba nadando en sus azules iris. Recogió un mechón de pelo y me lo colocó detrás de la oreja, todo sin apartar nuestras miradas ni un segundo. Vi cómo se acercaba lentamente a mi y yo quería morirme en aquellos instantes. Entonces sonó un móvil, el suyo. Se apartó resignado y fue a su habitación, de donde provenía el sonido del tono de llamada. 
Yo me había quedado sin sangre en las venas, mi corazón paró de bombear. Me tomé un momento para asimilar lo que había estado apunto de pasar. ¿Habría dejado que pasara? No sé si quería o no que hubiera ocurrido, la verdad. 
"Dom, joder, que se me ha pasado la hora..." iba diciendo al teléfono cuando llegó al salón para recoger las cajas de las pizzas y tirarlas a la basura. "Sí, ya voy. Adiós" y colgó. Me dirigió una mirada como de disculpa, aunque no sabía bien por qué estaba pidiéndome perdón. "Tenemos que irnos, Emily" me informó. "Oh, está bien" cogí mi móvil y salimos por la puerta sin decirnos nada. 

3 comentarios:

  1. Me encanta :))) Que se lien ya por dioooooos!! xD

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  2. Por dios k tensión sino se lían ya me muero

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  3. Yo si viera que tiene esa camiseta, no le diría lo que le dijo Matt. Yo pensaría que es una posser.

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