domingo, 2 de junio de 2013

Supermassive Black Hole - Capítulo 10.


El me correspondió el beso, me agarró de la cadera y me pegó a él. Nuestros húmedos labios seguían rozándose con más violencia a medida que nuestras respiraciones se aceleraban.
Paré de besarle y, no sé cómo ni por qué, le agarré del brazo y le lleve a tientas a mi habitación sin encender la luz ni hacer mucho ruido.
Dom cerró la puerta tras de mi. Nos quedamos allí mirándonos el uno al otro, el se acercó y me empezó a besar el cuello. Sentía cómo su boca se deslizaba por mi piel tan suavemente... No puedo mentir, me encantaba aquello y me hacía olvidar que Matt se encontraba a tres metros de mi, en su cuarto. Pero cuando hizo el intento de levantarme la camiseta le sujeté la mano sutilmente y le dije "Creo que debería irme a dormir...". No me gustó tener que decirlo, pero quién sabe lo que pudo llegar a pasar si no le detenía en aquel momento. Sí, me estoy refiriendo a tener sexo. No digo que no hubiera estado bien, pero no soy de las que se acuestan con un chico el día después de conocerlo, soy incapaz de hacer eso. En sus ojos veía una expresión de disculpa, "Está bien" dijo yendo hacía la puerta. "Quédate a dormir" le pedí antes de que saliera. El se giró y en su cara pude ver un amago de sonrisa. "¿En serio? Creía que te había molestado lo de..." dijo señalando mi camiseta. "Qué va, el que debería de estar molesto tienes que ser tú, que yo te he parado en seco y eso tampoco ha estado bien. Lo siento" -me disculpé- "Bueno, ¿te quedas?" volví a preguntarle. "Sí, claro" -me respondió- "Oye, creo que no deberíamos decirle nada a Matt", ni siquiera pregunté por qué, no quería saberlo, solo asentí y le hice una seña con el dedo para que se diera la vuelta y yo pudiera ponerme el pijama. Lo hizo. "Ya" le dije cuando me hube vestido. El se quitó la camiseta y empezó a desabrocharse los pantalones. "¿Vas a...?" le pregunté curiosa a la vez que me sonrojaba. "¿Te importa?" sonrío él. "No, no" le contesté riéndome. Retiré las sábanas y le di paso a que se metiera en la cama, luego lo hice yo.
Estaba ahí, pegada a él rozando mis pechos con su espalda; me sentía tan a gusto... "Buenas noches, Dom" le dije dándole un beso en la mejilla. "Buenas noches" me respondió él amable.
Dominic se durmió en seguida, lo sé porque le oí respirar más profunda y relajadamente. Yo, sin embargo, tardé más en coger el sueño, a pesar de que estaba muy cansada, porque estuve pensando y asimilando todo lo que había ocurrido. En primer lugar, fui yo la que besé a Dom; aunque estaba borracha, algo significaría eso, ¿no? En segundo lugar, ahora que me fijaba en él me gustaba bastante, y me hacía olvidarme de Matt, que es lo más importante y la prioridad en estos momentos.
Perdida en mis cavilaciones conseguí adormecerme y caer en el sueño por fin.


Cuando me desperté lo primero que hice fue coger el móvil de mi mesita de noche y mirar la hora. Eran las 13:45. No me sorprendía que fuera tan tarde teniendo en cuenta a la hora a la que me acosté la noche anterior.
Me giré hacia la derecha. Dominic seguía durmiendo; tan rubito y con esos mofletes parecía un angelito. Se me escapó una sonrisa al ver esa imagen tan tierna.
El ruido del grifo del baño al abrirse me sacó de mi ensimismamiento. Matt se había metido en la ducha; se me había olvidado por completo que estaba en el piso, y tenía que aprovechar este momento en el que él no estaba merodeando por la casa para que Dom se fuera sin que lo viera, así que me propuse despertarlo.
"Dom" susurré. Pero ni se inmutó. "Dominic" dije un poco más alto y zarandeándole el brazo levemente. Esta vez sí abrió los ojos. "¿Eh?" farfulló desconcertado y yo solté una risita. Este me miró con cara extraña. Entonces por un momento pensé en que, quizás, para él lo de anoche solo fue eso, una noche, o un despiste, un descuido, y que no quería que se volviera a repetir; al contrario que yo. Fue cuando empecé a tener miedo y mi expresión cambio a un gesto serio. "Buenos días" -me dijo- "Uf... mi cabeza..." se quejó entrecerrando los ojos. Parecía que solo estaba de resaca. "Buenos días Dominic" -le respondí con una sonrisa de oreja a oreja- "¿Te encuentras muy mal?" pregunté. "Pues un poco... Me va a estallar la cabeza..." contestó incorporándose y quedando sentado en la cama, pero aún metido entre las sábanas. "Oye, sé que no es buena manera de empezar el día, pero tienes que irte ahora que Matt está en la ducha para que no te vea" expliqué resignada. "Mm... vale, yo quería hablar sobre lo de ay-" hice un signo para que parara de hablar porque oí cerrarse el grifo. "Mierda, ya ha terminado de ducharse. Corre, vístete, no tardará en salir del baño" le animé. El batería saltó de mi cama, buscó su ropa que andaba por el suelo y se la puso tan rápido como pudo. Yo me levanté, abrí la puerta despacio y asomé la cabeza para ver si había moros en la costa. "Puedes salir" -le avisé- "No hagas ruido al cerrar la puerta de la entrada" le pedí. "Vale" -entonces me dio un inesperado beso en los labios, casto pero dulce- "Nos vemos" se despidió con una sonrisa. Yo me quedé como atontada en el umbral de la puerta viendo como se iba, observando y analizando sus movimientos. Cerró la puerta muy despacio.
Justo tres minutos después salió Matt del baño. Tenía el pelo mojado. Me encantaba cuando lo llevaba así, le quedaba muy... sexy. Yo seguía parada en la entrada de mi habitación; ni siquiera me había dado cuenta de que seguía ahí, me quedé embobada.
Matt se fijó en mi. "Hey, buenos días, Em" me saludó risueño. Yo parpadeé dos veces antes de contestarle "Buenos días". No sé si tenía muchas ganas de hablar con él; la verdad es que no, pero aún así me fui para el salón y me senté desganada en el sofá, como cansada, aunque ni siquiera lo estaba. Él entró en su habitación, pero sabía que acabaría volviendo donde yo estaba y, efectivamente lo hizo. "¿Qué tal ayer? No te oí llegar" me dijo. Parecía mi padre. Es más, creo que ni mi padre me preguntaba tales cosas con la edad que tenía ya, a pesar de que, como ya he dicho, fueran muy sobreprotectores. "Bien" -le respondí- "Llegué bastante tarde. Dominic y yo nos quedamos bebiendo y nos dieron las tantas. Luego me acompañó aquí". No le dí demasiados detalles ni, obviamente, le conté que el batería de su grupo y yo nos besamos bastante, pero él siguió intentando sacarme información. Es como si se oliese que había pasado algo. "¿Te lo pasaste bien?" me preguntó. "Sí, tu amigo es muy majo", cuando quería podía ser muy seria y parecer muy sosa y borde, pero por suerte no solía serlo, solo cuando quería. Noté de repente algo de tristeza en la expresión de Matt. "Es buena gente" dijo él finalmente. Parecía melancólico, tenía la mirada como perdida. Yo me limité a asentir y me recosté sobre el cojín que tenía en mi espalda. El hizo lo mismo, solo que no tenía cojín. Me fijé en que, sutilmente, se pegó un poco a mi, pero no le di demasiada importancia. Ahora no podía pensar en él de esa manera, más bien no quería.
Yo soy de esas personas que no pueden estar mucho rato calladas, aunque pueda parecerlo, pero la verdad es que solo hablo demasiado con la gente que sé que le interesa lo que digo, o que, al menos, me escuchan. Por eso acabé hablándole a Matt. "¿Qué tal tú? ¿Cómo llevas tu dibujo?" se lo pregunté sinceramente. De verdad que me interesaba saber cómo estaba y lo del dibujo. "Justamente lo acabé esta noche" se giró un poco para poder mirarme a los ojos. ¿No podía hablarme sin hacerlo? Es decir, yo solo miro a una persona a los ojos cuando tengo muchísima confianza con ella. De hecho, no me di cuenta de que nunca miraba a nadie a los ojos hasta que una amiga mía, allá por tercero de la ESO me lo dijo. Me dijo que miraba a la boca cuando hablaba a la gente, y era verdad, me observé y estaba en lo cierto. Holly Lowell me lo dijo. Ella era el tipo de chica que te decía esas cosas sin más, además fue muy amiga mía. Y digo fue porque casi sin darme cuenta dejó de serlo. La cosa es que nos estuvimos llevando genial durante tres años, pero en el último curso de instituto ella cambió. Holly antes era todo lo contrario a mi. Si yo era pesimista, autodestructiva, negativa a más no poder y sin autoestima alguna, ella era optimista y todo eso; y siempre estaba obligándome a serlo yo también, pero me negaba. A donde quiero llegar es que conforme nos conocíamos más la una a la otra, ella se volvió más como yo y yo más como ella, y eso es lo que nos hizo distanciarnos al final. La pena es que en ese último año, en el que ya apenas nos hablábamos, me di cuenta de que acabó siendo una versión peor de lo que yo era antes. Pobre Holly, de verdad. Ahora ya ni me saluda por la calle, no sé bien por qué.
Miré de reojo: Matt seguía mirándome en busca de que yo le dijera algo. "¿Te molestó que me quedará con Dominic?" pregunté de sopetón. "Hmm, no, ¿por qué?" no sé si su gesto estaba siendo falso, pero lo parecía. "Ah, no, no sé..." estaba siendo la conversación más insulsa de mi vida, pero Matt le dio un giro de 360 grados cuando dijo tras un rato en silencio "¿Te gusta Dom?".

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